Latigazo cervical

¿Qué es y cómo se suele producir?

El latigazo o esguince cervical es una lesión relativamente frecuente en nuestra sociedad hoy en día. La causa principal es un impacto posterior con vehículo. Pero también puede estar causado por la práctica de ciertos deportes, como las artes marciales; o actividades lúdicas y recreativas, como los coches de choque.

Como podemos ver, son prácticas relativamente frecuentes las que pueden acabar ocasionando un esguince cervical. Por tanto, vamos a empezar definiendo qué es exactamente el esguince cervical y porqué todas estas prácticas pueden acabar produciendo dicha lesión.

A nivel anatómico y fisiológico…

El esguince o latigazo cervical, también conocido como whiplash, es una lesión de los tejidos del cuello (musculatura, ligamentos, cápsula articular, discos intervertabrales…) producida por un movimiento brusco de aceleración-desaceleración de la cabeza.

Durante estos movimientos el cuello hace en primer lugar un movimiento de hiperextensión (la nuca va hacia atrás), seguido de una rápida hiperflexión (la barbilla va hacia el pecho) para contrarrestar dicho movimiento.

Estos movimientos ya de por sí son relativamente lesivos, porque sobrepasan el rango articular fisiológico. Pero además ocurren en un intervalo de tiempo muy corto y de manera repentina, sin que al cuerpo le de tiempo a «prepararse» para llevar a cabo dicho movimiento.

Como he mencionado anteriormente, la causa principal de dicha lesión es un golpe por detrás con el coche.

Pero no tenemos que pensar únicamente en un accidente a alta velocidad, o muy violento. Nosotros podemos estar con el coche parado, la persona que viene conduciendo detrás no llevar una velocidad excesiva, y si tenemos un impacto, seguramente vamos a tener la lesión. Esto se debe a que nuestro peso corporal va a ser mínimo comparado con la energía que va a generar el vehículo de detrás, y por tanto, nuestro cuerpo va a absorber toda esa energía cinética.

Ahora que ya sabemos lo qué es el esguince cervical, y porqué está originado, vamos a explicar cuáles son los principales síntomas.

Como casi todas las lesiones se va a clasificar en grados, según su gravedad, que irán desde una leve molestia y contractura muscular en los casos más leves, hasta lesiones de desgarro de los discos intervertebrales y fracturas vertebrales en los casos más graves.

  • Principalmente, en un alto porcentaje de los pacientes, vamos a encontrar dolor muscular, asociado a contractura de defensa. Como el cuello hace esos movimientos tan bruscos y sin previo aviso, la musculatura de alrededor se contractura para intentar frenar dichos movimientos. La musculatura que va a verse afectada es la de la zona posterior (trapecio, suboccipitales y angular del omoplato) y la de la zona anterior (escalenos y esternocleidomastoideo).
  • Además de dolor de la musculatura, podemos tener limitación en los movimientos del cuello, asociado tanto al dolor como al espasmo muscular.
  • Cefaleas o dolores de cabeza por la rigidez muscular.
  • En casos un poquito más graves, o que se hayan empezado a cronificar, además de dolor de cabeza, el paciente puede empezar a sentir mareos y vértigos, pitidos en los oídos, dolor irradiado a la zona de la mandíbula, o incluso dolor, hormigueo y pérdida de fuerza en los brazos.

¿Existe tratamiento para esta sintomatología? Por supuesto que sí.

Es importante acudir inicialmente al servicio de urgencias para que nos realicen una correcta exploración y valoración, aunque no nos sintamos mal, porque hay un periodo de latencia de unas 6-8 horas y los síntomas pueden aparecer después.

El tratamiento médico consistirá seguramente en analgésicos y antiinflamatorios, los cuales pueden ser muy útiles en los primeros días. Sin embargo, será primordial hacer una visitilla al fisio, pasados un par de días, para que no se cronifiquen las lesiones.

Desde la Fisioterapia y la Osteopatía vamos a poder ayudarte a controlar el dolor de la musculatura con técnicas de masaje, movilización, estiramiento… para intentar que desaparezcan el espasmo y la contractura muscular. Esto ayudará además a recuperar movilidad.

Así mismo, el tratamiento precoz ayudará a que no empiecen a aparecer síntomas como mareos o pitidos de oído, característicos de cuando la lesión comienza a cronificarse. 

Hay que tener en cuenta, que en algunos casos, sobre todo si el impacto ha sido relativamente violento, o ya existían lesiones previas; la curva de la zona cervical va a desaparecer, quedando ésta recta, y apareciendo una rectificación cervical.

Este tipo de lesión es fija, es decir, no vamos a poder devolverle al cuello su curva lordótica fisiológica. En estos casos, la sintomatología puede perdurar y ser más intensa, y sobre todo, si no se trata, no va a desaparecer nunca e irá en aumento. Por lo tanto, en estos casos es imprescindible el tratamiento fisioterapéutico.

Si éste es vuestro caso, no tenéis que llevaros las manos a la cabeza pensando que vais a vivir siempre con dolor, mareos, etc. Pero sí tenéis que considerar, que tendréis que cuidaros mucho más el cuello, y muy probablemente, hacer alguna que otra sesión de revisión cada cierto tiempo.

Así que, si sufres un impacto de este tipo, y tienes alguno de estos síntomas no lo dudes y pide cita con tu fisio. Vamos a poder serte de gran ayuda.

 

Hernias discales

Seguramente has oído a algún familiar o amigo, o puede que hayas sido tú, él que, al ir al médico, y descubrir que tienes una hernia discal, te planteas si tienes que pasar necesariamente por el quirófano.

En este post vamos a intentar aclarar un poco las principales dudas, definiendo qué es la hernia discal, qué sintomatología puede causar y sus posibles tratamientos.

Para saber qué es exactamente una hernia discal, tenemos primero que conocer un poquito de anatomía de la columna vertebral.

Entre vértebra y vértebra tenemos un disco intervertebral, una especie de cojín, que entre muchas otras cosas, facilita el movimiento de una vértebra con respecto a otra, evita que haya rozamientos entre las mismas, etc.

Este disco intervertebral está formado por dos elementos principales: un anillo fibroso, en la parte más periférica y de consistencia más dura; y un núcleo pulposo, en el interior del anillo, y más gelatinoso.

Con el paso del tiempo, y según vamos cumpliendo años, el anillo intervertebral se va «desgastando», llegando a perder su continuidad y «saliéndose» una parte del núcleo hacia el exterior del disco. Esta salida o escape del núcleo pulposo hacia fuera del disco intervertebral, es una hernia discal.

Por otro lado, en el interior de la columna vertebral, tenemos la médula, de la cuál salen los nervios que van a llevar y recoger información de las distintas partes del cuerpo. Los nervios salen de la columna a través de unos pequeños agujeros que se forman entre las vértebras, que se encuentran muy cerca a los discos intervertebrales.

Por tanto, ¿una hernia duele? 

La respuesta es NO. Una hernia discal por si sola no duele. Si el núcleo al salirse no está presionando ninguna estructura, no duele.

¿Por qué hay personas que les duele cuando tienen una hernia? Si al herniarse el núcleo, éste presiona o toca una parte del nervio va a producir dolor.

Sin embargo…

Hay que tener en cuenta que el nervio puede estar comprimido o pinzado por otras estructuras anatómicas como una contractura muscular, quedar pinzado entre dos vértebras, etc.

Por lo tanto, ya sabemos que las hernias por sí mismas no van a producir dolor, que este dolor está provocado por la compresión de una raíz nerviosa, pero que ésta no siempre va a estar comprimida por una hernia.

Os preguntareis entonces, ¿puedo saber si el dolor que tengo está provocado por la hernia o por otra causa? ¿Si me opero, sí o sí se va a solucionar mi dolor? 

Para la primera pregunta, la respuesta parece obvia, si tengo dolor y me diagnostican, mediante una radiografía o una resonancia, una hernia, mi dolor va a estar provocado por la hernia y tras pasar por quirófano va a mejorar. Esto no es tan simple, podemos tener dolor, una hernia, y que éste no esté siendo causado por la hernia. Por tanto no hay un diagnóstico fiable y 100% seguro que me garantice que el dolor está siendo causado por la hernia.

¿Debería entonces operarme? Mi respuesta, salvo que se trate de un tipo de hernia más grave, que recibe el nombre de hernia de secuestro, es que intenten primero solucionar su sintomatología con un tratamiento más conservador: sesiones de fisioterapia u osteopatía, realización de ejercicios y estiramientos específicos en casa, apuntarse a actividades como Pilates o Yoga, caminar…

Si con todo esto no mejora nada la clínica del paciente, si que valoraría la opción de pasar por quirófano. Pero, en mi opinión, antes de pasar por quirófano, valoraría estas opciones, ya que, es una intervención sencilla, pero toda operación conlleva algún tipo de riesgo.